7. El alumno inmigrante

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El fenómeno social de la inmigración conlleva un alumnado con problemas y dificultades. Sin embargo, la adaptación al contexto escolar debe enfocarse desde una perspectiva positiva y deseable, creando un ambiente de convivencia positivo y empático.

  

Si aplicamos este fenómeno en una clase de lengua extranjera, podríamos fomentar la participación del alumno inmigrante en clase, realizando un día gastronómico en el que daremos la bienvenida al alumnado inmigrante. El alumno puede elaborar algún dulce típico de su cultura o cantar alguna canción de su país, lo cual le ayudará a adaptarse mejor al grupo. Mientras tanto, el resto puede buscar información y realizar pancartas, dibujos y decorar la clase para darle la bienvenida en inglés, mediante un lenguaje sencillo. Es vital que el profesor se centre en lo que el alumno quiere decir más que en la corrección lingüística. Si fuera necesario, usaremos sinónimos, imágenes y lenguaje gestual para facilitar la comprensión.  

El propio profesor es un agente innovador, se implica. Es un mediador sensible en el aprendizaje, tiene en cuenta el conocimiento del entorno y su contexto. Además, es capaz de adaptarse a los cambios con una actitud flexible, asumiendo el riesgo. Para la adaptación, es necesario que el profesor establezca lazos de comunicación diaria con las familias, ofreciéndole seguridad y cooperación. En definitiva, se evaluarán objetivos como la práctica de la tolerancia, la cooperación y la solidaridad, afianzando los derechos humanos como valores comunes de una sociedad plural y abierta, junto a la igualdad de derechos y el rechazo de estereotipos.